La paz
que sobrepasa todo entendimiento:
El Estado de la Mente
Para ilustrar este artículo voy
primero a describir un término usado en oriente: el término Mushin que
se refiere al tercer estado del Budo (camino del samurái). Es buscado en las
disciplinas orientales tanto dentro de la vertiente espiritual como de la
guerrera.
Es aquel estado donde los
sentimientos, pensamientos y emociones
quedan relegadas, anuladas u olvidadas quizá por ese momento.
Mushin es también Mizu No
Kokoro(Espíritu como el agua): es dejar el alma en libertad sin que la mente
intervenga y nos ponga cadenas o limitaciones que nos hacen infelices; es donde
olvidamos nuestras cargas de conciencia, es concentrarse en un solo punto
dejando pasar los pensamientos perturbadores que nos retienen o nos mantienen
cautivos.
Es dedicarnos a vivir el instante,
saboreando, existiendo, siendo nosotros mismos sin conflictos existenciales y
sin ideas preconcebidas.
Lo contrario de lo anterior, según
mi opinión; sería el pensamiento constante, la imaginación nociva, las imágenes
que quitan paz a nuestro espíritu.
Aquí debemos analizar lo siguiente:
todo lo que nuestra mente imagina y todo lo que le decimos con nuestra boca,
en realidad, sucede en ese momento; nuestra mente entonces acepta lo que oye como
realidad existente. Cuando ponemos nuestra imaginación a trabajar experimentamos sensaciones, sentimientos,
nuestros sentidos se agudizan: si pensamos por ejemplo en jugo de limón ácido cayendo en nuestra
lengua nuestra saliva se estimula, si olemos manzanas imaginamos la navidad,
etc. Esta eficacia y esta imaginación es tan intensa que nos interna en un
mundo de dimensiones mas poderosas que el
mismo mundo material; es otro mundo casi palpable, casi visible, así es
como en el niño se producen los temores nocturnos, en los adultos el temor a
hablar en público, en los peleadores la tensión antes del combate; así es como
se avivan los traumas o bien, se renueva la nostalgia del amor que nos hace suspirar y acrecienta la velocidad de nuestras palpitaciones; entrando en una explicación mas profunda es
lo que nos ministra positiva o negativamente.
Ahora, cuando nos concentramos en lo que hacemos todo nos sale bien porque tenemos la mente en
paz y somos efectivos en nuestras labores. Es tan importante buscar este estado de paz que las disciplinas
orientales como las artes marciales, el Sumi-e (pintura en tinta), bonsái (cultivo
de árboles en miniatura), la ceremonia del te y otras se enfocan durante toda
la vida para desarrollarlo, es, diciéndolo
claramente: una Filosofía de Vida; por esa razón pocos occidentales pueden
comprenderlo; esta búsqueda es la base de su filosofía.
También encontramos persiguiendo este estado de paz en la programación mental de los atletas; en el
tener ángel en el teatro, en la improvisación
perfecta en el Jazz, en el éxito sano y honrado en los negocios, en la belleza de las obras en la escultura, en
la pintura y hasta en el amor que una
pareja busca que dure la
eternidad.
Un ejemplo de este estado
mental es cuando nuestra adrenalina
corre en un momento decisivo: un susto o un imprevisto hacen que
nuestras fuerzas, velocidad y reflejos se manifiesten de manera increíble
e inmediata sin que nos percatemos.
Contrario a algunas corrientes
equivocadas la mente en paz no significa poner la mente en blanco, hacerlo es
sumamente peligroso porque estar con la mente en blanco nos deja desprovistos
de protección total y cualquier manifestación espiritual llámese demonio o entidad
o cualquier influencia auditiva(hipnosis, programación subliminal u
orden), visual o percibida con alguno de nuestros otros sentidos puede
programarnos negativamente cambiando nuestras creencias o haciéndonos esclavos
de dicha entidad o vivencia. Podemos decir que si tenemos la mente en blanco
pueden lavarnos el cerebro; esto es lo que pasa con algunas drogas, con las enseñanzas de “maestros
iluminados”, con falsas doctrinas, con
el vudú y con algunos de los juegos
que encontramos en Internet. El ministro debe pedir a Dios
discernimiento y cobertura antes de
tratar estos casos.
Entonces, que es entonces la paz que
sobrepasa todo entendimiento?
La Biblia describe excelentemente
este estado: el Señor Jesús dijo: no os afanéis por
el día de mañana pues a cada día basta su propio afán” (Mateo 6:4)
Hoy en día; según los últimos
estudios científicos las enfermedades provienen en un 90% de la tensión
emocional y este del pensamiento de
preocupación, congoja, tristeza y a veces por el alto grado de competencia que
hay en las empresas, entre equipos de trabajo y por el desequilibrio existente
entre la cantidad de clientes y el personal que se tiene para su atención. Esto
aunado al alto costo de la vida, la competencia desleal y la edad competitiva;
que es un factor primordial en los países del tercer mundo, cuyas empresas
contratan a personas de menos de 30 años, perdiendo la capacidad y experiencia
de aquellos que han pasado los 40.
En países desarrollados y modelos
inteligentes, en cambio, vemos adultos mayores realizar su trabajo con una jovialidad y eficacia poderosa; el motivo: se
sienten útiles y valorados por la sociedad. En cambio en otros pueblos (generalmente
retrasados en desarrollo) vemos ancianos olvidados y adultos desplazados. Lo
grave es que estas personas tienen familias que dependen de ellos. De ahí se
genera otro tipo de estrés mortal que adjunto a los factores de riesgo como la
pésima alimentación, el sedentarismo y los malos hábitos dan al traste con la
salud provocando enfermedades mentales, físicas o emocionales.
Dios puso en nosotros la vida para
que seamos buenos mayordomos con lo que se nos entrega. Debemos entender que no
somos propietarios de nada; debemos ser un canal de bendición para otros. Nada
nos vamos a llevar cuando muramos: ni autos, ni casas, ni joyas, ni títulos,
solo nos llevamos nuestras buenas obras, las palabras de aliento que dimos, el
cariño, el sabio consejo, las sonrisas.
Por supuesto es importante ahorrar,
preparar un mejor porvenir para nuestra familia, tener algo mejor, cumplir
ideales y sueños nobles y sanos; pero
esto se logra enfocándose en el presente, disfrutando, trabajando a conciencia,
siendo honrado, leal, conformándose con lo que tenemos día a día, sin envidiar
a los demás. Adaptándose a las nuevas situaciones sin preocuparse; pues continuamente estamos entrando en un constante periodo de aprendizaje sea
este corto o largo.
Eso es la paz:
enfocarse en lo que somos y tenemos en este instante, en este
momento, hacer lo que se hace y hacerlo bien
con concentración, cuidado y eficacia: si se come se come, si se duerme se
duerme, si se trabaja se trabaja; si se ora se ora, si hay combate hay combate:
lo que nos rodea no debe influir, la presión de la sociedad no debe cambiarnos
para mal y si se está en camino correcto no debe uno desviarse para complacer a
otros.
Esta es la razón por la que
encontramos en el mercado cosas malas, regulares, buenas y excelentes, es el
concepto de Calidad Total de los japoneses,
es la “Clase” en los automóviles alemanes, es el valioso producto de un artesano, la belleza de las
formas y movimientos en un maestro de kendo, laido, karate u otro arte marcial,
es la humildad que nos hace sentir tranquilos.
La mente en paz es la mente del
guerrero: es dormir con buena conciencia
y comer con tranquilidad, es tener paz en el espíritu, hacer las cosas de la
correcta y mejor manera para ser confiables, es vivir en santidad;
vivir en gozo.
Las virtudes cristianas entonces deben ser lo que llena la
mente del guerrero: somos “pueblo adquirido por Dios con el objeto de anunciar las
virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable (1 P. 2:9).
Desde un principio Dios dio con su
palabra guía al hombre para protegerlo
del mal, sin embargo hace muchos siglos
los fariseos llenaron al pueblo de leyes; inventadas por ellos para tener
dominio sobre Israel. Hoy la sociedad
hace lo mismo que ellos.
La relación que Dios quiere
contigo es simple y bella pues te ama
mucho, el Señor Jesucristo dijo: “venid a mi
todos los que están trabajados y cargados
que yo os haré descansar” (Mateo 11:28).
Él es el día de reposo;
entonces no caigas en
legalismos; relaja tu mente, debemos hacer honradamente lo que es nuestra
responsabilidad, esforzarnos y ser
diligentes, lo demás está en las manos de Dios: no debes preocuparte.
Dios te bendiga. Un abrazo
Escrito por:
Luis Gustavo Ramírez. Renshi