Por Luis Gustavo Ramírez
Últimamente he
estado visitando oficinas de gobierno y empresas privadas donde observo una serie de detalles que me llaman
la atención. He visto estatuas de vírgenes, santos, banderas de equipos de
futbol, fondos de computadora de comunismo, ateísmo, otros con cuadros de
mujeres semidesnudas, etc. Hubo incluso durante mi atención una discusión
porque alguien guardó la estatuilla de
una virgen que otro tenía en la pared y el propietario de dicho objeto
se enfureció tanto que se hizo una
escaramuza tremenda. Yo solo guardé
silencio.
Los descubrimientos
históricos y arqueológicos prueban que miles de personas incluyendo infantes,
mujeres, hombres y adultos han sido asesinados para el sacrificio de los
ídolos, miles de personas se cercenan el cuerpo y castigan su carne para que un
ídolo determinado cumpla sus promesas, es como un trueque: yo me mortifico a
cambio de lo que necesito, quiero o deseo tener u obtener.
El culto al becerro de oro cuando los hebreos desobedecieron a Dios
después de que los sacara de la exclavitud en Egipto
Así pues
procesiones, visitas de rodillas, compra
de objetos “con poderes mágicos”, alimentos o vestimentas dedicadas a un “santo
patrón”, peleas en los estadios por
violentos y acalorados fanáticos
que muchas veces han costado la vida y
rencillas entre familias hasta por un partido político por intereses
creados de pertenecer a determinado ministerio público.
En ocasiones se han
visto ministros hacer tragar aceite a una persona endemoniada, tomar una biblia o un rosario y pegarle a un
feligrés para que le salga el demonio o hasta predicadores gritar a viva voz
para echar fuera a una entidad demoniaca,
pegarle a alguien con una biblia no tiene sentido y gritar lo único que
puede hacer es dejar sorda a la persona pero el demonio sigue ahí. Hay personas
que le ponen fe a una piedra, o a un
objeto cualquiera; chamanes con ritos y artilugios y otros que abren un salmo y piensan que eso les va a
cubrir la casa de todo mal. No es el
grito, ni ponerle agua, ni aceite ni pretender creer que algún objeto tiene
poderes mágicos porque está “bendito” o ha sido posesionado por espíritus
defensores; todo esto tiene un nombre: eso se llama ocultismo. Solo en el
nombre poderoso de Jesucristo salen estas entidades y el ministro debe estar respaldado
por Dios y su vida ha de ser ejemplar, fe, obediencia y discernimiento de
espíritus es primordial pero de eso
podemos hablar luego.
Piedra azteca donde se hacían los sacrificios,
se encuentra actualmente en el museo Nacional de Antropología e Historía
de la Ciudad de México
Queda
por supuesto entendido que todo aquel santo o virgen representado por imágenes son muertos que aun
no han resucitado (Juan 6:40) Porque así como en Adán todos
mueren, también en Cristo todos serán vivificados. (I corintios 15:22)
El
Señor te bendiga
Escrito
por
Luis
Gustavo Ramírez. Renshi
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