Recientemente
llegamos al final de un año 2012 en el que vivimos día con día cosas
diferentes; un año para algunos llenos de triunfos, otros experimentamos
fracasos, año de salud para algunos; de enfermedad para otros, de alegría, de aflicción; algunos se sintieron
solos, algunos turbados.
Un año
de viajes quizá, para otros fue más bien pasivo; unos salieron de la zona de
confort, otros no se animaron.
Algunos
sufrieron caídas y depresiones, otros se pusieron de pie y siguieron adelante.
Año de pruebas, de exámenes, de preguntas y respuestas, de luz, de oscuridad,
de duro entrenamiento físico y otros de sedentarismo. Unos positivos, otros
negativos.
Para
algunas familias fue de prosperidad, para otras de escases. Unos trabajando,
otros desempleados y quizá desesperados, otros aceptando su simple
existencialismo.
En fin
tuvimos cada uno de “todo como en
botica”, año particular con conflictos
bélicos, sociales y político económicos que afectaron a todos los países, con
catástrofes y fenómenos de la naturaleza particularmente poderosos.
A
estas alturas unos se encuentran satisfechos y felices y otros quizá tristes o
desilusionados con ellos mismos, con la vida o,
por falta de conocimiento, con
Dios: y aquí está el asunto más
delicado.
Voy a
enfocarme en algunos consejos de la Palabra de Dios para analizar y prevenir
los errores que pueden cometerse porque antes de echarle la culpa a Dios, a
nosotros mismos, a otros o a las circunstancias y, debido a que no podemos
continuar fracasando, si es el caso, o
teniendo caídas o fallando deliberadamente; con todo lo que nos pasó debemos
meditar en varios puntos para analizar nuestras fortalezas, errores,
deficiencias, aciertos y oportunidades, y preguntarnos:
l Cual
era mi meta este año:
Así que,
al proponerme esto, ¿usé
quizá de ligereza? ¿O lo que pienso hacer, lo pienso según la carne, para que
haya en mí Sí y No? (II Corintios 1:17)
Uno
no puede esperar haber logrado algo si no tuvo claro que era lo que quería
lograr. Debemos establecer un objetivo general y objetivos específicos.
Objetivos generales pueden ser: mejorar el factor económico, mejorar el rendimiento académico, obtener un
título, graduarse, aprender algún arte, deporte o disciplina, mejorar la salud,
expandir la empresa, etc. Objetivos específicos: ganar una materia, cancelar un
préstamo, ir a un seminario, comprar un electrodoméstico, etc.
Así
el primer paso es buscar a Dios y pedirle sabiduría y discernimiento para saber si lo que me propongo me conviene, hay que
poner en manos de Dios nuestro camino para que él enderece nuestros pasos. Encomienda a Dios tu camino y confía en él y él hará (Salmo
37:5)
l Como
fue mi planificación para lograr esa meta:
Prepara tus labores fuera, Y disponlas en tus campos, Y después
edificarás tu casa. (Proverbios 24:27)
Es necesario planificar con tiempo para el
éxito; varios factores deben tomarse en cuenta, por ejemplo: recursos (con qué
y con cuánto cuento para lograr la meta), tiempo disponible (establecer
horarios), que oportunidades tenemos,
estudio de factibilidad; es viable o no. Es importante acá el análisis
FODA (fortalezas. Oportunidades, debilidades y amenazas)
l Enfoque:
Pero
una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo
que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios
en Cristo Jesús
(Filipenses 3:13)
Debo concentrarme en lo que deseo obtener,
no debo perder mi vista hacia la meta, no debo distraerme o tomar caminos que
me alejen de lo que deseo lograr, por desear “agarrar muchos pájaros” puede ser
que no logre retener ni uno.
l Supervisión:
Envíame,
pues, ahora un hombre hábil que sepa trabajar en oro, en plata, en bronce, en
hierro, en púrpura, en grana y en azul, y que sepa esculpir con los maestros
que están conmigo en Judá y en Jerusalén, los cuales dispuso mi padre. (II
Crónicas 2:7)
Es importante recurrir a un especialista o
a una persona que tenga la capacidad, vida ejemplar y conocimiento para orientarnos; ya sea
consejero, maestro, pastor, terapeuta, financiero, abogado, entrenador, etc. El
secreto de una buena administración es encargarles a los profesionales cada
asunto según su campo o acudir a consultarles.
l Análisis
de resultados a corto plazo:
Y los
que Salomón había hecho jefes y vigilantes sobre las obras eran quinientos
cincuenta, los cuales estaban sobre el pueblo que trabajaba en aquella obra. (I
Reyes 9:23)
Cada semana, cada mes o cada cierto tiempo
debo ver qué resultado me está dando el esfuerzo que estoy realizando, por
ejemplo si sigo un buen régimen alimenticio (no una dieta), realizo los
ejercicios que me recomendó un especialista y sigo un plan de entrenamiento a
conciencia eso debe darme un resultado exitoso con respecto a lo que quiero, si
no es así es porque algo estoy haciendo mal o la recomendación no es la adecuada.
De ahí la importancia de que la persona que tenga una deuda, como otro
ejemplo; se enfoque en organizar su
salario para pagarla, revise sus cuotas, pida estados de cuenta y haga pagos
extraordinarios (más grandecitos) cada vez que pueda.
l Esfuerzo
y trabajo:
Al trabajo
de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la
tierra. (Job 1:10)
Habiendo hecho lo anterior puedo ahora
preguntarme: ¿me preparé desde el principio? ¿Estudié antes del examen?
¿Ahorré para prevenir problemas
económicos? ¿Fui puntual con mis pagos?,
¿entrené para el campeonato o carrera?, si estoy desempleado me esforcé
por cada día ir a visitar empresas y estuve interesado en estar dándome la
vuelta preguntando y dejando mi currículos o ¿es que estoy buscando un trabajo
específico y si no lo obtengo no estoy dispuesto a recibir otro y entonces me
muero de hambre mientras tanto? ¿Seguí las indicaciones médicas? En una frase:
¿trabajé y me esforcé lo suficiente?
Mi
amigo, mi amiga todos los puntos anteriores, si se llevan bien, poniéndolos en
manos de Dios desde el principio y pidiendo al Espíritu Santo sabiduría y
dirección nos llevan al éxito. Si no te preparaste y no seguiste estos pasos es
difícil haber obtenido un resultado exitoso porque lo que no se siembra no se
puede cosechar, a menos de que Dios tenga un propósito especial pero debemos
ser diligentes y buenos mayordomos con lo que tenemos ahora mientras esperamos
su respuesta.
Por
supuesto hay aflicción, por eso Jesús dijo estas palabras: “Padre no te pido
que los apartes del mundo sino que los libres del mal”.
Si
pensás que este año no fue bueno para vos pensalo otra vez porque la
Misericordia de Dios, aunque no te esforzaste ni planificaste ni fuiste
obediente, estuvo con vos, mirá lo que Dios hizo por llevarte alimento, abrigo,
salud, ayuda, trabajo, oportunidad de estudio, automóvil, bicicleta o piernas, techo.
Ahora
tal vez me dirás que estás alquilando, o bueno quizá nada de lo que tengas es
tuyo, o tu caso es que todo lo
debás por adquirir un bien para
bienestar de la familia, por mala
planificación, porque te desesperaste en obtener algo apresuradamente sin ser
el tiempo adecuado o porque no tuviste a alguien que te guiara, o quizá porque
no consultaste con Dios primero. No obstante,
nada de lo que tenemos es nuestro: TODO es de Dios y para Dios; hasta
nosotros, nuestros hijos e hijas y los bienes; así que debás o no todo lo da
Dios por amor y cuidado, y, por supuesto la libertad de elegir entre lo
bueno y lo malo también es un regalo, no así el endeudarse, que es un tema
delicadísimo que tocaremos luego.
Ya
el pasado pasó, ni Dios puede hacer nada con él; pero el futuro, como
siempre, depende de lo que hagás en el
presente. Cristo tuvo caídas y se
levantó, fue asesinado en una Cruz para que vos y yo tuviéramos vida
eterna y excelente calidad de vida
mientras estuviéramos en esta tierra, después de muerto al tercer día resucitó
y está vivo y está tocando la puerta de tu corazón. Empezá con la decisión
correcta: recibí a Cristo como tu Señor y Salvador y tu vida va a empezar a
cambiar para bien: la primera ganancia que recibís es la Salvación, la segunda
es la libertad y el rompimiento del yugo que te atormenta, la tercera la sabiduría para obtener victoria y viene más
porque nuevas son cada día las misericordias de Dios para nosotros.
Dice
Romanos 8:32 “El que no escatimó ni a su
propio Hijo sino que lo entregó por todos nosotros como no nos dará también con
él todas las cosas”: ¿no crees que la paz, salud y tranquilidad para vos son
algunas de ellas?
Mi
amigo, mi amiga la obediencia atrae la
bendición; pero para recibir la Unción
nuestro corazón debe estar deseoso y dispuesto.
Que
tengas un Muy Feliz Año Nuevo
Dios
te bendiga
Escrito
por:
Luis
Gustavo Ramírez. Renshi
senseiluisgustavo@hotmail.com
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