jueves, 14 de julio de 2011

Principio de poder: Intimidad con Dios

       
I o motte teki ni gasshi sei o motte teki ni katsu
Enfrentarse al enemigo con dignidad, derrotarlo con fuerza
 (Sensei KotõdaYahei).



Después de buscar un dojo al iniciar nuestro entrenamiento en artes marciales los  ejercicios de los primeros días nos dejan exhaustos, con desplazamiento de ácido láctico por todo nuestro cuerpo y si a eso sumamos el iniciar a práctica con el Makiwara (blanco parafortalecer manos y pies); nuestra piel termina adolorida y enrojecida; sin embargo al poco tiempo nuestro cuerpo se acostumbra a estos ejercicios y empieza a fortalecerse día a día y la memoria corporal  comienza a desarrollarse al realizar los ukemis (caídas de judo y aikido), las katas (movimientos coreográficos que buscan perfeccionar las técnicas) y los fundamentos. Todo lo anterior busca prepararnos para el combate; llámese kumite en karate; randori en judo o aikido; o labanang en lucha filipina.

No obstante, aunque el entrenamiento riguroso asegura nuestra condición física no así la capacidad que tengamos para enfrentarnos a los ataques y asechanzas del diablo.  Extraordinarios y extraordinarias artistas marciales, campeones, Sensei y maestros han caído en drogas, perdiendo su hogar, cayendo en la seducción de los placeres del mundo; pasando del orgullo de sus victorias a perder el premio más importante de sus vidas: La Salvación.

Corrientes como la meditación trascendental, el control mental, la práctica de diversas posiciones corporales buscando "unir el cuerpo con el Universo" y el enfoque de la mente en un solo punto para buscar poder solo logran extraviar al practicante; que al final termina sintiéndose solo, triste y con un vacío mayor que el que antes poseía.

El  apóstol Pablo en Efesios Capítulo 6, versos del 10 al 18 nos guía a fortalecernos en el Señor y en el poder de su fuerza. Este poder va más allá de ganar un combate, de romper una hilera de bloques o de realizar acrobacias extraordinarias. Es un poder que se desarrolla  en usted espiritualmente; de tal manera que ningún enemigo pueda vencerle.

Somos guerreros 24 horas al día, combatimos con nuestro carácter, con tentaciones y seducciones de un mundo físico que quiere perdernos hasta en nuestro trabajo; con asignaciones que a veces no comprendemos y que no son sanas ni correctas ni honradas; y una que otra vez  experimentamos el abandono de nuestros amigos y/o seres queridos.

Para enfrentar este combate la única e ilimitada  fuente de Poder donde podemos adiestrarnos para resistir es La Intimidad con Dios: si mi amigo; el Dios que creó el Universo, lo creó a usted, me creo a mi; el que envió a su hijo Jesús para nuestra salvación.

Pero así como llegar a ser un Cinta Negra (llámese Yudansha en japonés, Lakan en Escrima y arnis o sifú en chino) requiere disciplina, esfuerzo, constancia y paciencia; así lo requerimos nosotros para buscar al Señor Dios y permanecer en él.

Así como usted va al dojo (sala de entrenamiento) varias veces por semana, se entrena en su casa e investiga sobre la disciplina que practica; así también debemos pagar el precio para ser libres y hallar una respuesta verdadera.

"Mi yugo es fácil y ligera mi carga, ven a mí y te haré descansar dice Jesús; su Dojo está en su corazón y él realmente es el Maestro de maestros; no crea que se necesitan ejercicios extenuantes; ni ser campeón, Él le recibe a usted como usted es, no importa lo malo que haya usted hecho en su vida; Jesús ya pagó el precio de todos nuestros pecados y solo espera que usted lo busque. El primer paso es pedir a Jesús que viva su vida en usted, que perdone sus pecados y recibirle como Señor y Salvador; luego uno va enamorándose de él, así como usted se enamoró de las artes marciales, pero esta vez en espíritu y verdad.

Es así como buscando diariamente intimidad con Dios encontramos el Poder que necesitamos diariamente para  "enfrentar al enemigo con dignidad y derrotarlo con Fuerza". Es así como empezamos a ser fuertes, a endurecer los nudillos de nuestra alma, a encontrar poder para guiar a otros, empezamos a ser verdaderos guerreros.


El Señor te bendiga


escrito por:

Luis Gustavo Ramírez M.
Renshi 錬士 
senseiluisgustavo@hotmail.com

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